Por
Ricardo León Caraveo
Los futurólogos
hacen pronósticos sobre julio de 2012 pero en la era de la información y las
redes sociales en un instante las cosas pueden cambiar. El desarrollo de las
actividades electorales arrojara en sí misma una aproximación a los perfiles de
cada candidato, se confrontaran propuestas y el día de la elección quien tenga
mejor estructura, obtendrá el triunfo.
En
el PAN Ernesto Cordero, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota, disputan la
candidatura. Con independencia de que cada elección es en sí mismo más compleja
que la que la antecede, en esta ocasión el PAN está inmerso en un proceso de
asimilación de las prácticas de ejercer el poder, los accidentes de dos
secretarios de gobernación, el combate al crimen organizado y adversarios políticos
inescrupulosos que en los últimos diez años con singular mezquindad han sido un
obstáculo deliberado para generar los cambios que requiere México.
El mexicano
es un pueblo que no asocia el resultado al esfuerzo que implica el proceso, es
decir, aspira a tener seguridad y mejores condiciones económicas, pero en lo
individual no se asumen como protagonista social para lograrlo. En el 2006 la
petición principal era la “seguridad”, pero ha sido resistente al aceptar el
costo social para lograrlo. Influyen la acredita mezquindad de los gobiernos
estatales que no asumen compromisos “reales” de depuración de las corporaciones preventivas y de procuración
de justicia; y poderes judiciales estatales donde prevalece el influyentísmo o
de plano presidentes de tribunales superiores de justicia que son litigantes
por interpósita persona.
La inmolación
en el discurso de la clases política opositora al PAN, nunca nos dejará de
sorprender, porque la esencia es la crítica a ultranza y poco importa el que
edifique, el constructivo y muchos menos interesa la congruencia. El primer
pacto que queremos muchos ciudadanos es
un NO A LA CORRUPCIÓN.
No
hay crisis de partidos políticos sino de condición humana. El oficio político
es fácilmente sustituido por el de cortesano, se dice defender al pueblo pero
violentan su futuro. Se ama a la patria o la matria, pero no se duda en el negocio
fácil a costa del erario público.
Se
es desmedidamente generoso y potencial empresario con el presupuesto público,
pero no así con el patrimonio propio. El pueblo agradece lo que es una
responsabilidad que tiene que cumplir, estamos degradados, porque ya no se pide
que trabajen, sino que se agradece y aplaude lo poco se hace.
El PAN
tiene una lucha política electoral, pero principalmente una contienda “cultural”
de usos y costumbres. Claro que el PAN ha tenido errores al gobernar, pero por
mucho no llega a ese mausoleo de la
perversidad humana y política de los gobiernos priistas, que nos hipotecó
durante generaciones entrar con una deuda pública iniciada en los setenta (entre
broma y verdad se le dice “deuda eterna”). El
PRI hace de sus promesas una deuda.
El crimen
organizado es un fenómeno que ha evolucionado desde los últimos cincuenta años,
así que dividamos responsabilidades a proporción y con realismo valoremos y
sentenciemos. Veremos en esta “obligada valoración” cómo algunos
personajes se “victimizaran” en nombre de la sociedad, de los muertos, de la
justicia, de país y de cuanto se les ocurra para endulzar el oído y la voluntad
del votante.