Por Ricardo León Caraveo
Los tabasqueños hace unas semanas definimos con nuestro voto el programa-personas de la re-fundación de Tabasco. La peor crisis no es la de los sectores productivos, sino las de los valores, desplazada por la cultura de la corrupción arraigada por la culturización.
Armando Fuente Aguirre “Catón”, escribió el pasado 2 de septiembre de 2011: “Los
panistas eran entonces objeto de irrisión. Se
decía que había tres señales que evidenciaban pendejez: casarse, comprar
billetes de la lotería y votar por el PAN. Y
sin embargo los escasos militantes del partido que fundó Gómez Morín eran
objeto de general respeto. Se les
consideraba hombres
íntegros, quizá un poco chiflados, y algo mochos, vale decir católicos
conservadores (entonces no había de otros), pero
honestos a carta cabal, y dueños de ideas y de ideales.
Tenían una idea
mística de la política -era
el camino más ancho de la caridad-, y practicaban
un verdadero apostolado cívico…”[1].
El PAN sucumbió ante la corrupción como lo han afirmado personajes de la talla de Ricardo García Cervantes y Javier Corral; y en Tabasco la crisis es más severa que a nivel nacional.
La clase política gobernantes se ha distanciado de
la Ética. La política no ha perdido congruencia sino los políticos. Hay
déficit de "seres humanos íntegros" y lo que es peor, de constructores de sus postulados. Debemos distinguir entre los políticos y los estadistas, en contraposición a los trepadores y oportunistas,
los segundos cargados de pragmatismo antropófago.
En el Tabasco hemos aprendido cuál
es el camino de la transición democrática del poder público, pero nos falta identificar el límite
del mismo, la utilidad, el sentido positivo. La
credibilidad descansa sobre la congruencia y la historia personal derecha, con principios y valores.
Me recuerda una frase de la
poesía “Desafío
Postrero” de
Ismael Cerna: “el
pensamiento es águila triunfante cuando sacude el huracán sus alas” [2].
Requerimos dirigentes que definan sus objetivos, congruentes y con valores. ¿Cómo medir la moral o ética?
La reflexión del voto debe
descubrir las relaciones de diferencia o semejanza que cada unos de los
aspirantes tiene. Impidamos ser rehenes de grupos de
indecibles prácticas, deseosos de consolidar la posición política para
ofrendarla a sus “señores”. Tabasco es patrimonio económico, social, político y moral
de todos sus habitantes, pero no de grupos de interés. Los principios deben definir liderazgos. No hay dignidad donde la obediencia es ciega, no hay humanismo donde abandonan ideales sustituyéndolo por el pragmatismo antropófago, no hay
futuro cuando discriminan, no hay diálogo cuando la verdad es patente
personal, no hay honestidad donde prevalecen los intereses de familia, no hay
convicciones cuando dependen de la nómina a cambio de la libertad y no hay
honor cuando se mantienen la indiferencia ante el señalamiento. No hay
liderazgo genuino detrás de una red de mentiras.
Tabasco requiere un gabinete de un sólido e incuestionable liderazgo ético[3].
[1] http://www.elmanana.com.mx/notas.asp?id=253051
[2] http://www.robertomarquino.com/blog/?p=390
[3] http://ricardoleoncaraveo.blogspot.com/2011/08/etica-del-liderazgo.html