“…soy de los que cree que hacer política es
cosa digna…”
Alonso
Lujambio
Por
Ricardo León Caraveo
Inspiran estas líneas la revisión de la vida
pública e intelectual de Alonso Lujambio. Escucho las anécdotas, lo leo, lo veo
y me cimbra la expresión: “… yo soy de
los que cree que hacer política es cosa digna…”[1].
Los seres humanos no somos de cristal fino
sino de barro torneado con las manos de Dios, entre los aciertos y las
críticas, estoy convencido de un legado intelectual, académico y político. Intelectual pulcro, minucioso, obsesionado en el detalle. Académico con liderazgo entre profesores y alumnos. El IFE, el IFAI y sus acuerdos en la
Secretaría de Educación, son testimonio de voluntad política creativa. Coadyuva
con ejemplar coraje en el 2007 en la creación del Instituto de Transparencia y
Acceso a la Información, instrumento que nos permite escudriñar en las instituciones públicas para ejercer mejor nuestros derechos.
Con el temple característico de quien tiene
predestinado un lugar en la historia de la nación donde nació, el Maestro dio
cátedra con su vida como lección.
Lo pienso y me invade la nostalgia, le hace
falta a la familia y amigos, pero también a quienes lo seguimos, admiramos y nos
hemos propuesto mantenerlo vivo.
Lectura indispensable para quienes realmente
quieren reconstruir el Partido Acción Nacional, como una propuesta honesta y
retomando sus valores a lo largo de sus luchas históricas. La visión de
Lujambio, no se agota en la revisión de la doctrina panista, va más allá,
muestra una un futuro posible construido con voluntad, ubica a la mexicanidad en la responsabilidad presente
para construir el futuro. Era un hombre del presente, con legado en el futuro
por la madurez de sus pasos. Esos raros perfiles que no se pierden en las coyunturas,
porque su presente es la construcción del futuro.
Lectura indispensable para diputados con
vocación parlamentaria, dispuesto a reivindicar una de las instituciones más
importantes de la República, pero también una de las más degradadas por el oportunismo,
el trapecismo político, la mentira, la proclama mediática, hablan en nombre y
favor del ciudadano y por lo general se le termina perjudicando.
Es acertado lo dicho por el investigador del
Colegio de México, Arturo Sánchez Gutiérrez, al definir a Alonso Lujambio como un
hombre de Estado, porque le preocupaba el estudio, desarrollo y fortalecimiento
de las instituciones de la República.
Era un hombre de Estado por su compromiso con la
democracia y la legalidad, cuyo origen está en sus principios y creencias.
Quien tenga dudas que lea sus obras[2] o escuche sus discursos –cualquiera-
tiene riqueza en cada enunciado[3].
Le dijo a Sánchez Gutiérrez, al ser designado
integrante del Consejo Electoral del IFE, el éxito estará en la fortaleza de
tus argumentos, lo que significa ideas claras, datos precisos, lógica impecable
y proyecto claro, refiere el investigador en cita.
Nota: Estimados Iñigo, Sebastián, Tomás y
Sra. Tere, reciban estas reflexiones con el cariño de siempre.
26/06/2014