“El
Síndrome de Hybris en la Plaza de Armas”
El aprendizaje social de la corrupción
Recibía órdenes.
Las acataba por deber de obediencia.
Lamentablemente no tenía alternativa.
Nunca pensé en desobedecer.
Mayo/1962
Adolf Eichmann
Marco Teórico
Un número significativo de los integrantes de la sociedad
son analfabetas sociales[i],
personalidades atrapadas en emociones destructivas y autodestructivas, y desconexión
moral severa[ii].
En el ascenso al poder, el sistema los despoja de su humanidad, para hacer de
ellos seres ajustados a disciplinas o “reglas no escritas de la política”, son
obedientes irracionales y por lo tanto humanamente disfuncionales. El cerebro no busca la verdad
sino sobrevivir y el ascenso tiene
el costo de la deshumanización, por eso algunos
funcionarios públicos buscan conservar el empleo, pero no contribuir
con su trabajo a una administración pública eficiente.
El ascenso al poder público en México fue durante
décadas aprendizaje sustentado en corromper por medio de fraudes, mentiras y
otros antivalores convirtiéndose en una pedagogía política de la
irracionalidad.
Antony Downs, identifica leyes en la burocracia, destacando
la lealtad autocomplaciente, aquélla que proviene del
beneficio entre obedecer incondicionalmente a cambio de tener un trabajo o un
beneficio. Sostiene que las tomas de decisiones en la burocracia están
motivadas por su propio interés. ¿Existe la objetividad?
Las neurociencias concluyen: el ascenso al poder
genera cambios psicológicos y neurológicos en todo ser humano al asumir un rol
de autoridad y da las
bases cerebrales del poder, la personalidad del líder, la actitud del ciudadano
y otros temas similares, es lo que se denomina: neuropolítica (Neuropolítica,
2008). La corteza cerebral cambia por la sinapsis ante
diferentes estímulos sensoriales, provocando razonamientos y sentimientos
diferentes. El cerebro es moldeado por las sensaciones, sentimientos y
emociones.
Antonio Damasio sostiene que los circuitos de
razonamientos y emociones son lo mismo, pero con sinapsis diferentes. Lo
correcto es “siento luego existo” y estar conscientes que el racionalismo
descansa sobre emociones funcionales o disfuncionales.
En ocasiones cuando hablamos en nombre de la
objetividad, realmente lo hacemos desde el pedestal de la arrogancia, de
acreditar una aspiración de ser más que otros en razón de un cargo público, el
dinero o un apellido. “Yo soy más que tú”.
Un racionalismo carente de emociones es una desconexión
emocional de nuestra calidad de seres humanos y la posibilidad de identificarse
con los otros. Por medio de la obediencia cualquier persona puede llegar a
padecer lo anterior.
Hanna Arendt decía que debemos aspirar a
una ética basada
en la razón porque
el mal es la ausencia de pensamiento, esta aseveración es similar al
pensamiento de Dan Ariely, la primera desde la filosofía y el segundo desde la
psicología. Desde una perspectiva filosófica de Arendt, un razonamiento contra
los seres humanos es la ausencia de pensamiento. Dan Ariely, (estudioso de la
mentira), acredita en sus investigaciones que la corrupción es irracional.
La irracionalidad, desconexión moral e indiferencia
a los sentimientos, síntomas de los políticos mareados por el ejercicio del
poder y a esto se le conoce como Síndrome de Hybris.
El sistema político mexicano en la época de
estado hegemónico enfermaba a los integrantes de la clase política como
requisito de “normalidad” para el ascenso.
El reclutamiento basado en la obediencia y en
disciplina de partido, donde abdica la dignidad, es un proceso de aprendizaje
de las irracionalidades político partidistas que transitarán fatalmente a Gobiernos
carentes de responsabilidad y cargados de impunidad. El ciudadano usa la
expresión: “todos son iguales”, como lamento y resignación
ante el fenómeno de una partidocracia enferma. La obediencia
ciega, deshumaniza.
La contraposición a la obediencia y disciplina
ciega es el trabajo en equipo y colaborativo, usando metodología y técnicas
grupales de “alto desempeño”.
No existe justificación para que la mayoría
adopte y/u obedezca esas actitudes o sentencias estando en el servicio público,
por el contrario, son agresiones a la libertad de conciencia e intelectual.
En política es útil integrar equipos
colaborativos basados en pensamiento crítico y la toma de decisiones, debe
ser consecuencia de una reflexión grupal sustentada, como desde las Políticas
Públicas es sugerido y el ejemplo es
la Crisis
de los Misiles en Cuba de
Octubre de 1962, iniciándose la Guerra
Fría pero no una guerra nuclear.
Ser jefe no es sinónimo de ser omnisapiente o
infalible. El cargo no dota de iluminación o capacidad intelectual, por el contrario,
es responsabilidad a la que debe responderse con madurez emocional y
pensamiento crítico. Nuestros colaboradores deben ser tratados respetando sus
derechos humanos, dominancias cerebrales y estructuras mentales.
Hay quienes consideran –parafraseando a Gabriel
Zaid- imbatible, incontenible e inextinguible la deshonestidad. Para
estos políticos no vale la pena combatir la corrupción hay que aceptarla, es
cultura y descansa en todos. Este argumento es premisa del estado
fallido.
Existe un culto a la corrupción, motivado por los
beneficios económicos que permiten niveles de vida inimaginables. En un
desarrollo profesional honesto, el nivel de vida depende del esfuerzo,
capacidad y voluntad.
La deshonestidad tiene como uno de sus elementos
esenciales a la irracionalidad; así que el primer paso civilizatorio debe ser
fomentar la honestidad, rendición de cuentas y la transparencia.
Gobierno que no establece acciones directas y
auténticas contra la corrupción, es un sistema irracional del poder público
carente de legitimidad en procesos y resultados, aunque su ascenso cumpla con
legitimidad y legalidad electoral de origen.
Donde existe corrupción hay ineficiencia e
ineficacia administrativa, que lleva inseguridad, obra pública deficiente,
servicios de salud precarios, sectores improductivos o productivos oligárquicos;
es la entraña de un estado fallido o frágil;
con una permanente deficiencia en el cumplimiento del bien público temporal. El
bienestar social es uno de los fines del Estado porque lo cohesiona, pero ha
sido incumplido generacional y sistemáticamente.
La administración pública con sus ambigüedades
normativas que han prevalecido por sexenios y décadas, obligan a los recursos
humanos de nuevo ingreso al desarrollo de habilidades y competencias que
permiten la corrupción, y hacen de la permanencia en el servicio público una
moneda de cambio: tolerar y participar obedientemente en
la corrupción a cambio del empleo. Los burócratas frecuentemente repiten: “no
soy culpable, solo recibía órdenes”.
Seres humanos cultos e inteligentes, de los que
esperaríamos gala de integridad, inexplicablemente sucumben ante el poderoso
del momento, por conveniencia o por miedo, aceptan trato indigno y son incapaces
de defenderse.
Cuando socialmente impera la corrupción, posee
como factor determinante de permanencia las conductas sociales aprendidas. El
desarrollo de las estructuras mentales de los seres humanos es moldeado por
el sistema en el que se encuentra, con poderosos estímulos
laborales y familiares. También sistemas educativos
deliberadamente debilitados para ser instrumentos de reclutamiento obligando a
la corrupción. La irracionalidad es sistémica porque de ella depende su
permanencia.
Una sociedad corrupta es esclava y útil para
esclavizar, es como dijo Simón Bolívar en la Carta de Jamaica: … “el
alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la libertad”.
En una sociedad atrapada en la corrupción, es
intrascendente el saber, por qué las habilidades intelectuales son sustituidas
por la genuflexión del cuerpo, la mente y el espíritu.
No es la idea justificar la personalidad del
político que embriagado por el poder comete excesos, sino evidenciar la
existencia de una sociedad atrapada en la corrupción por deficiencias
estructurales, sistémicas y necesitada de cambios estructurales para
procurarse un mejor futuro.
Un sistema
político corrupto no es agente de cambios, por lo que es impensable la
esperanza de un mejor futuro.
[ii] En relación al concepto de Analfabetas Sociales, hace algunos años escribí: http://ricardoleoncaraveo.blogspot.mx/2010/06/analfabetas-sociales.html
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