viernes, 1 de octubre de 2021

“El Síndrome de Hybris en la Plaza de Armas”

 “El Síndrome de Hybris en la Plaza de Armas

El aprendizaje social de la corrupción

 

Recibía órdenes. 

Las acataba por deber de obediencia. 

Lamentablemente no tenía alternativa. 

Nunca pensé en desobedecer.

Mayo/1962

Adolf Eichmann

Marco Teórico

Un número significativo de los integrantes de la sociedad son analfabetas sociales[i], personalidades atrapadas en emociones destructivas y autodestructivas, y desconexión moral severa[ii]. En el ascenso al poder, el sistema los despoja de su humanidad, para hacer de ellos seres ajustados a disciplinas o “reglas no escritas de la política”, son obedientes irracionales y por lo tanto humanamente disfuncionales. El cerebro no busca la verdad sino sobrevivir y el ascenso tiene el costo de la deshumanización, por eso algunos funcionarios públicos buscan conservar el empleo, pero no contribuir con su trabajo a una administración pública eficiente.

El ascenso al poder público en México fue durante décadas aprendizaje sustentado en corromper por medio de fraudes, mentiras y otros antivalores convirtiéndose en una pedagogía política de la irracionalidad.

Antony Downs, identifica leyes en la burocracia, destacando la lealtad autocomplaciente, aquélla que proviene del beneficio entre obedecer incondicionalmente a cambio de tener un trabajo o un beneficio. Sostiene que las tomas de decisiones en la burocracia están motivadas por su propio interés. ¿Existe la objetividad?

Las neurociencias concluyen: el ascenso al poder genera cambios psicológicos y neurológicos en todo ser humano al asumir un rol de autoridad y da las bases cerebrales del poder, la personalidad del líder, la actitud del ciudadano y otros temas similares, es lo que se denomina: neuropolítica (Neuropolítica, 2008). La corteza cerebral cambia por la sinapsis ante diferentes estímulos sensoriales, provocando razonamientos y sentimientos diferentes. El cerebro es moldeado por las sensaciones, sentimientos y emociones.

Antonio Damasio sostiene que los circuitos de razonamientos y emociones son lo mismo, pero con sinapsis diferentes. Lo correcto es “siento luego existo” y estar conscientes que el racionalismo descansa sobre emociones funcionales o disfuncionales.

En ocasiones cuando hablamos en nombre de la objetividad, realmente lo hacemos desde el pedestal de la arrogancia, de acreditar una aspiración de ser más que otros en razón de un cargo público, el dinero o un apellido. “Yo soy más que tú”.

Un racionalismo carente de emociones es una desconexión emocional de nuestra calidad de seres humanos y la posibilidad de identificarse con los otros. Por medio de la obediencia cualquier persona puede llegar a padecer lo anterior. 

Hanna Arendt decía que debemos aspirar a una ética basada en la razón porque el mal es la ausencia de pensamiento, esta aseveración es similar al pensamiento de Dan Ariely, la primera desde la filosofía y el segundo desde la psicología. Desde una perspectiva filosófica de Arendt, un razonamiento contra los seres humanos es la ausencia de pensamiento. Dan Ariely, (estudioso de la mentira), acredita en sus investigaciones que la corrupción es irracional.

La irracionalidad, desconexión moral e indiferencia a los sentimientos, síntomas de los políticos mareados por el ejercicio del poder y a esto se le conoce como Síndrome de Hybris.

El sistema político mexicano en la época de estado hegemónico enfermaba a los integrantes de la clase política como requisito de “normalidad” para el ascenso.

El reclutamiento basado en la obediencia y en disciplina de partido, donde abdica la dignidad, es un proceso de aprendizaje de las irracionalidades político partidistas que transitarán fatalmente a Gobiernos carentes de responsabilidad y cargados de impunidad. El ciudadano usa la expresión: “todos son iguales”, como lamento y resignación ante el fenómeno de una partidocracia enferma. La obediencia ciega, deshumaniza.

La contraposición a la obediencia y disciplina ciega es el trabajo en equipo y colaborativo, usando metodología y técnicas grupales de “alto desempeño”.

No existe justificación para que la mayoría adopte y/u obedezca esas actitudes o sentencias estando en el servicio público, por el contrario, son agresiones a la libertad de conciencia e intelectual.

En política es útil integrar equipos colaborativos basados en pensamiento crítico y la toma de decisiones, debe ser consecuencia de una reflexión grupal sustentada, como desde las Políticas Públicas es sugerido y el ejemplo es la Crisis de los Misiles en Cuba de Octubre de 1962, iniciándose la Guerra Fría pero no una guerra nuclear. 

Ser jefe no es sinónimo de ser omnisapiente o infalible. El cargo no dota de iluminación o capacidad intelectual, por el contrario, es responsabilidad a la que debe responderse con madurez emocional y pensamiento crítico. Nuestros colaboradores deben ser tratados respetando sus derechos humanos, dominancias cerebrales y estructuras mentales.

Hay quienes consideran –parafraseando a Gabriel Zaid- imbatible, incontenible e inextinguible la deshonestidad. Para estos políticos no vale la pena combatir la corrupción hay que aceptarla, es cultura y descansa en todos. Este argumento es premisa del estado fallido

Existe un culto a la corrupción, motivado por los beneficios económicos que permiten niveles de vida inimaginables. En un desarrollo profesional honesto, el nivel de vida depende del esfuerzo, capacidad y voluntad.

La deshonestidad tiene como uno de sus elementos esenciales a la irracionalidad; así que el primer paso civilizatorio debe ser fomentar la honestidad, rendición de cuentas y la transparencia.

Gobierno que no establece acciones directas y auténticas contra la corrupción, es un sistema irracional del poder público carente de legitimidad en procesos y resultados, aunque su ascenso cumpla con legitimidad y legalidad electoral de origen.

Donde existe corrupción hay ineficiencia e ineficacia administrativa, que lleva inseguridad, obra pública deficiente, servicios de salud precarios, sectores improductivos o productivos oligárquicos; es la entraña de un estado fallido o frágil; con una permanente deficiencia en el cumplimiento del bien público temporal. El bienestar social es uno de los fines del Estado porque lo cohesiona, pero ha sido incumplido generacional y sistemáticamente. 

La administración pública con sus ambigüedades normativas que han prevalecido por sexenios y décadas, obligan a los recursos humanos de nuevo ingreso al desarrollo de habilidades y competencias que permiten la corrupción, y hacen de la permanencia en el servicio público una moneda de cambio: tolerar y participar obedientemente en la corrupción a cambio del empleo. Los burócratas frecuentemente repiten: “no soy culpable, solo recibía órdenes”.

Seres humanos cultos e inteligentes, de los que esperaríamos gala de integridad, inexplicablemente sucumben ante el poderoso del momento, por conveniencia o por miedo, aceptan trato indigno y son incapaces de defenderse.

Cuando socialmente impera la corrupción, posee como factor determinante de permanencia las conductas sociales aprendidas. El desarrollo de las estructuras mentales de los seres humanos es moldeado por el sistema en el que se encuentra, con poderosos estímulos laborales y familiares. También sistemas educativos deliberadamente debilitados para ser instrumentos de reclutamiento obligando a la corrupción. La irracionalidad es sistémica porque de ella depende su permanencia.

Una sociedad corrupta es esclava y útil para esclavizar, es como dijo Simón Bolívar en la Carta de Jamaica: … “el alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la libertad”

En una sociedad atrapada en la corrupción, es intrascendente el saber, por qué las habilidades intelectuales son sustituidas por la genuflexión del cuerpo, la mente y el espíritu. 

No es la idea justificar la personalidad del político que embriagado por el poder comete excesos, sino evidenciar la existencia de una sociedad atrapada en la corrupción por deficiencias estructurales, sistémicas y necesitada de cambios estructurales para procurarse un mejor futuro.

 Un sistema político corrupto no es agente de cambios, por lo que es impensable la esperanza de un mejor futuro.

 



[i] Analfabetas sociales, lo uso como el antónimo de inteligencia social.

[ii] En relación al concepto de Analfabetas Sociales, hace algunos años escribí: http://ricardoleoncaraveo.blogspot.mx/2010/06/analfabetas-sociales.html 

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