jueves, 4 de agosto de 2011

Lujambio: el demócrata indispensable


Por Ricardo León Caraveo
Alonso Lujambio escribió un libro titulado “Democracia indispensable”, exponiendo los orígenes, el camino transitado, las reformas impulsadas, las represiones a bayoneta calada y disparos (León, Guanajuato 1946, Chihuahua 1950 y 1868, Baja California 1959 y 1968, Yucatán 1967 y un largo etcétera) padecida por el PAN y describe sus liderazgos y muestra la recia vocación antidemocrática del PRI calificándolo: “régimen autoritario más logévo del siglo XX”.
La gran herencia del senil priato es la deuda externa de México, lastre de nuestros esfuerzos de progreso; el corporativismo laboral que profundiza las desigualdades entre la clase trabajadora y el capital; la culturización de la corrupción, la degradación de la política, la adulación como método de ascenso al poder,  la simulación como sinónimo de gobierno eficaz y la resistencia al cambio. En contraposición el PAN nace como fuerza civilizatoria.
En “Democracia Indispensable” Lujambio expone cómo ha sido el proceso dentro y fuera del PAN, contextualizando momentos que permitieron cambios graduales, en ocasiones en medio de fuertes luchas internes entre abstencionistas y participacionistas; entre democratizadores vía presidencialismo y “foro democrático y doctrinario”. El ascenso del PAN dependió de seres humanos preparados integralmente, es decir, en lo humano y lo político. Seres humanos de fe pero respetuosos de Estado Laico.
Quizá un poco la estrategia de Henry David Thoreau que tan excelsamente cristalizó Gandhi, abanderados en la “no violencia”. Los panistas fueron destinatarios de garrotes, cárcel, balas, calumnias, indiferencias, fraudes y abusos del poder; de ahí deriva la frase “seguiremos continuando” y la “brega de eternidad” [1]. La esencia pacifista del PAN y la naturaleza hegemónica del hiper-presidente, terminaron por deslegitimar la titularidad del poder público del priato y poco más de cuarenta años después el PRI atendió la demanda de un registro nacional de ciudadanos, tribunales electorales,  padrón electoral y credencial con fotografía. En tanto la izquierda busca identidad en un largo proceso de transformación institucional PCM-PSUM-PMS-PRD.
El proceso democratizador en México no está terminado, estamos inmersos en el. La salida del PRI de Los Pinos, hizo que se refugiaran en cacicazgos locales las costumbres autoritarias construyendo la impunidad instrumentados en congresos locales inoperantes desde la perspectiva del Derecho y la Teoría Parlamentaria[2], en completo desprecio a la Democracia. Los diputados locales –inclusive de oposición- son cortesanos, ven a los gobernadores en el centro del sistema político. A la estrategia federal municipalista descrita por Lujambio, debe incrementársele la parlamentarista local –a nuestro juicio- necesaria . El mexicano debe comprender la importancia de poderes legislativos local y federal plurales, tolerantes, de confrontación ideológica, auténticamente democráticos, promotores de cambios estructurales y eficaces para la rendición de cuentas y control presupuestal.
Esta responsabilidad es de las clases políticas en las entidades federativas y obliga a leer con detenimiento la obra de Lujambio. La parálisis proviene de los estados integrantes de la Federación y colapsa al sistema en su conjunto por la falta de valores y principios, imposibilitando en consecuencia la construcción de propuestas y la viabilidad del Estado. Entre la Federación y los municipios, las entidades federativas (ejecutivo, legislativo y judicial) han saboteado el proceso democrático.
En las entidades federativas deben impulsarse reformas en los poderes legislativos que sustenten la electoral y en consecuencia provoquen la del ejecutivo y judicial. Este proceso es el descrito por Lujambio en “Democracia Indispensable”, en el ámbito federal.
El próximo sexenio requiere de una serie de reformas políticas federal y local; en un marco de transparencia auténtica para combatir la corrupción y una probada capacidad negociadora de los actores políticos. No se trata de sumar o restar pesos y centavos, sino de garantizar el futuro del País con reglas de convivencia política incluyentes, garantizando así el desarrollo y crecimiento. En “Democracia Indispensable” Lujambio, pondera los beneficios de acuerdos políticos y de acciones a tiempo. En esta etapa histórica México requiere demócratas con acredita experiencia.
En el octavo ensayo: “Carlos Castillo Peraza y la transición a la democracia en México” ilustrativa biografía intelectual, expone la vida, la obra y la trayectoria política de un protagonista del ascenso del PAN al poder público. La etapa histórica de Castillo Peraza, es la de la caída del sistema, democratización vía presidencialismo y la compara con la de Adolfo Christlieb Ibarrola. Autodefine el ejemplar peninsular: “No es el edén pero sí un buen purgatorio” . Castillo Peraza debe ser retomado dando sustento ideológico a las transiciones pendientes en las entidades federativas. Los panistas necesitamos releer nuestro proceso histórico, no hay promesa alguna que lo anunciara fácil. Nuestras capacidades intelectuales y políticas, son la medida de nuestro reto y garantía de triunfo.
México requiere de un ser humano conocedor de su proceso político democrático, el PAN necesita de un candidato competitivo al grado del triunfo, con la certeza de que hará un buen gobierno. La convicción panista debe estar motivada por la seguridad de generarle un bien a México. Bajo estas premisas Lujambio es un demócrata indispensable.

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